Descripción
En la química, un jabón es una sal de un ácido graso. Los jabones son principalmente usados como surfactantes para el lavado, el baño y la limpieza, pero también son usados en el hilado de textiles y son componentes importantes de lubricantes. Los jabones para la limpieza son obtenidos tratando aceites y grasas vegetales o animales con una solución fuertemente alcalina. Las grasas y los aceites están compuestos de triglicéridos; tres moléculas de ácidos grasos son unidas a una molécula individual de glicerol. La solución alcalina, la cual es regularmente llamada lejía (aunque el término “jabón de lejía” se refiere, usualmente, de forma más exclusiva, a jabones hechos de hidróxido de sodio), produce una reacción química conocida como saponificación. Es esta reacción, las grasas de triglicéridos son primero hidrolizadas en tres ácidos grasos libres, y luego, los mismos son combinados con álcali para formas jabón crudo, una amalgama de varias sales de jabones, exceso de grasa o álcali, agua y glicerol liberado (glicerina). La glicerina es un subproducto bastante útil, el cual puede dejarse en el producto de jabón como un agente de ablandamiento, o puede dejarse de forma aislada para otros usos.
Los jabones son componentes clave de muchas grasas lubricantes, las cuales son usualmente emulsiones de jabón de calcio o jabones de litio y aceite mineral. Estas grasas a base de calcio y litio son ampliamente usadas. Muchos otros jabones metálicos son también útiles, incluyendo los de aluminio, sodio y mezclas de ambos. Dichos jabones son también usados como espesantes para incrementar la viscosidad de aceites. En tiempos antiguos, las grasas lubricantes estaban hechas mediante la adición de cal al aceite de oliva.
Cuando es usado para la limpieza, el jabón permite que las partículas por otra parte insolubles se vuelvan solubles en agua y sean luego enjuagadas. Por ejemplo: el aceite/la grasa es insoluble en agua, pero cuando unas cuantas gotas de jabón para platos son añadidas a la mezcla, el aceite/la grasa, aparentemente desaparece. Las moléculas de aceite/grasa insolubles se vuelven micelas internas asociadas, pequeñas esferas formadas de las moléculas de jabón con grupos hidrofílicos polares (compatibles con agua) en el exterior y revistiendo una cavidad lipofílica (compatible con grasa), la cual protege las moléculas de aceite/grasa del agua que las vuelve solubles. Cualquier cosa que sea soluble será enjuagada con el agua. Los detergentes sintéticos operan con mecanismos similares a los del jabón.
El tipo de metal álcali usado determina el tipo de producto de jabón. Los jabones de sodio, preparados de hidróxido de sodio, son firmes, mientras que los jabones de potasio, derivados del hidróxido de potasio, son más blandos y regularmente líquidos. Históricamente, el hidróxido de potasio era extraído de las cenizas de helecho y otras platas. Los jabones de litio también tienden a ser duros—éstos son usados exclusivamente en grasas.
Los jabones son derivados de ácidos grasos. Tradicionalmente, estaban hechos de triglicéridos (Aceites y grasas). Triglicérido es el nombre químico para los triésteres de los ácidos grasos y la glicerina. El sebo, ej., grasa de res derretida, es el triglicérido de animales más disponible. Su producto saponificado es llamado sebacato de sodio. Los aceites vegetales típicos que son usados en la producción de jabón son el aceite de palma, el aceite de coco, el aceite de oliva y el aceite de laurel. Cada especia brinda un contenido de ácido graso diferente y, por lo tanto, resultan en jabones de diferente tacto. Los aceites de semilla dan jabones más blandos, pero más ligeros. El jabón hecho de aceite de oliva puro es algunas veces llamado Jabón de Castilla o Jabón de Marsella, y es reputado por ser extremadamente suave. El término “Castilla” también es aplicado algunas veces a jabones de mezclas de aceites, pero con un alto porcentaje de aceite de oliva.
Distribución / Almacenamiento / Factores de riesgo
El jabó es transportado en cajas o barriles. El jabón, incluso bajo condiciones normales, es sujeto de pérdida de peso debido a la evaporación de agua. Esto no resulta en eficiencia reducida, permaneciendo el material de lavado activo sin ser alterado. La humedad o el contacto con el agua deforman los pasteles de jabón y dañan el empaquetamiento, haciendo que sea necesario que el jabón sea refundido. Aunque el valor comercial del jabón puede ser afectado, el jabón no pierde su ‘especie’ y puede ser utilizado aún. Las temperaturas superiores a lo normal aceleran el secado, y la refrigeración subsecuente puede conducir a traspiración, una condición provocada también por las condiciones de humedad. La transpiración vuelve al jabón viscoso y pegajoso, y dicho deterioro puede afectar su comerciabilidad. El jabón en forma desintegrada, tales como las virutas, las hojuelas y los polvos a granel, pueden autocalentarse si se almacenan bajo condiciones húmedas cálidas, particularmente si el apilado y la ventilación es mala. Los polvos de jabón, en cajas o cajas de cartón, son altamente susceptibles al daño por exposición a la humedad y/o al calor. Las marcas comerciales pueden causar problemas en la eliminación de productos dañados.
[:]Datos de interes
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