En agosto de este año, la inflación subyacente de Estados Unidos, el índice utilizado por la Reserva Federal (Fed) para monitorear la estabilidad de precios, experimentó un inesperado repunte. Según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, este indicador, que excluye alimentos y energía, subió un 0,3% respecto a julio y un 3,2% en comparación con el año anterior.
De acuerdo con Bloomberg, a pesar de que el índice general de precios al consumo (IPC) mostraba en semanas anteriores señales de enfriamiento gracias a la caída de los precios de la gasolina, la inflación subyacente persistía. Además de la vivienda, se registraron aumentos en servicios como billetes de avión, ropa y seguros de autos, lo que reforzaba las preocupaciones sobre la trayectoria de los precios en sectores esenciales.
El impacto de este reporte se refleja en los mercados financieros, por lo que el pasado 18 de septiembre la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció una bajada de medio punto en los tipos de interés, rompiendo un ciclo de once subidas consecutivas desde marzo de 2022, según The Logistics World.
Según el portal de noticias El País, aunque se esperan más recortes, la Fed ha enfatizado que no hay nada decidido y que las decisiones futuras dependerán de la evolución de la inflación y otros indicadores económicos: “Finalmente, Powell ha optado por la vía agresiva con una rebaja de 0,5 puntos, hasta el rango del 4,75%-5%. Junto a ello, los miembros de la Fed anticipan que habrá más recortes inminentes, hasta dejar los tipos en el 4,25%-4,5% a final de año, lo que implica dos rebajas más de 0,25 puntos en las reuniones de noviembre y diciembre”.