Escrito por Roxana Ríos – Seguros Atlas México
La industria marítima, como pilar fundamental del comercio global, se encuentra en este momento en una etapa crucial de transformación, con más del 80% del comercio internacional moviéndose por mar, el crecimiento de este sector tiene implicaciones significativas para diversas áreas, incluyendo el sector asegurador y reasegurador, en el cual tenemos especial interés.
Para 2025, se prevé un aumento considerable en el volumen de mercancías transportadas, impulsado por la recuperación post-pandemia, el crecimiento del comercio en mercados emergentes y el desarrollo de tecnologías verdes y sostenibles en los buques.
Uno de los motores de crecimiento más importantes será la transición hacia combustibles sostenibles, como el amoníaco y el hidrógeno, que ayudarán a reducir las emisiones de carbono. Este cambio no solo cumple con las regulaciones medioambientales más estrictas, sino que también genera nuevas oportunidades y desafíos para el sector asegurador y reasegurador. La implementación de tecnologías novedosas implica riesgos operativos adicionales, desde la manipulación y almacenamiento de combustibles alternativos hasta la adaptación de las infraestructuras portuarias; por lo que los (Re)aseguradores tendrán que acelerar el ajuste a sus políticas y/o sus análisis técnicos para encontrar alternativas para cubrir estos riesgos emergentes, lo que afectará el nivel de cuotas para ciertos tipos de cobertura, como la responsabilidad civil marítima y/o los seguros de casco.
También es importante, tener en cuenta que la digitalización de la industria marítima está revolucionando las operaciones logísticas y de mantenimiento. Los buques autónomos, que ya están en fase de prueba, prometen una reducción de errores humanos y una mayor eficiencia. No obstante, la implementación masiva de estos sistemas también incrementa la vulnerabilidad a ciberataques; para 2025, se espera que el sector asegurador marítimo, promueva más la cobertura de ciberseguridad, ya que las amenazas a los sistemas operativos y de navegación pueden tener consecuencias catastróficas en términos de interrupción de operaciones y posibles daños ambientales.
Por otro lado, el crecimiento del comercio global plantea un incremento en la congestión portuaria, lo que puede traducirse en mayores riesgos logísticos, como demoras en la entrega y deterioro de mercancías. Ante este panorama, el sector tendrá que innovar en productos que cubran no solo las pérdidas físicas, sino también las pérdidas económicas por interrupciones de la cadena de suministro.
En conclusión, la industria marítima experimentará un crecimiento significativo para 2025, lo que impactará de manera directa al sector asegurador. La clave para las aseguradoras y reaseguradoras será adaptarse a los cambios tecnológicos y ambientales, desarrollando productos más sofisticados y ágiles que mitiguen los riesgos emergentes y aprovechen las nuevas oportunidades.
Los mercados que logren anticipar estos cambios estarán mejor posicionados para liderar en un sector cada vez más dinámico y desafiante.