Escrito por Peter S. Goodman para el New York Times en español
Podría imaginarse usted un mundo donde no haya café. ¿Cuántos negocios y relaciones se han establecido tras una taza de esta bebida? En el más reciente artículo del New York Times se exponen algunos factores como el cambio climático, regulaciones, precios y transporte de los granos, que están afectando la producción de café. Esto genera una nueva manera de repensar la distribución y la sostenibilidad en el tiempo.
La visión de futuro se ve truncada para los pequeños productores en Latinoamérica porque el precio está subiendo y se está convirtiendo en un producto muy costoso que no genera las mismas ganancias. ¿Podría ser que el café como lo conocemos desaparezca?
En el texto se expone que el 60 por ciento del café mundial lo producen unos 12,5 millones de personas que trabajan en plantaciones de poco más de 20 hectáreas —y la mayoría mucho más pequeñas—, según World Coffee Research. También menciona que el 44% de los pequeños agricultores viven por debajo del umbral de pobreza establecido por el Banco Mundial.
El café cosechado y procesado en granos verdes desde Colombia a Kenia se ha enviado a tostadores boutique y a vastos conglomerados agroindustriales de los países más ricos. Exponen en el texto que es una cadena que conecta a trabajadores que ganan tan solo 2 dólares al día en América Latina, Asia y África con personas que pagan más del doble por un capuchino en Copenhague, Dubai y Boston.
De igual forma, Goodman expone que los acontecimientos de los últimos años han puesto de manifiesto las vulnerabilidades del sistema, al tiempo que han introducido otras nuevas. Las sequías de Brasil y Vietnam, combinadas con las interrupciones del transporte marítimo internacional, han hecho que los granos de café escaseen.
En todo el mundo, los comerciantes que compran granos de café a los agricultores y los exportan a los tostadores suelen cerrar su suministro con meses e incluso años de antelación mediante los llamados contratos de futuros. Si el precio mundial baja, pueden recibir de sus clientes una cantidad inferior a la que están obligados a pagar a los agricultores por los granos de café. Para protegerse, compran las llamadas posiciones cortas en los mercados de futuros, es decir, apuestas a que los precios bajarán. Si los precios bajan, las ganancias de estas posiciones cortas compensan parte de las pérdidas de sus ventas.
Sin embargo, en la investigación que hizo Peter S. Goodman para el NY Times en español. Encontró historias de caficultores que están realizando otras metodologías para conservar el medio ambiente y seguir con la producción de Café. Encontró que algunos de ellos han descubierto nuevas formas para seguir subsistiendo en las fincas cafeteras