Escrito por Andrew Cave para Portal Portuario

¿Qué es riesgo?

Riesgo es una palabra conocida por todos, experimentada por muchos y estudiada por algunos.Si bien hay muchas definiciones de riesgo, la que a mí más me agrada es aquella que dice que riesgo es un evento, de ocurrencia probable, que causa algún perjuicio, por lo que no es deseado.Analicemos las partes de esta definición con más detalle.

Evento, se refiere a la ocurrencia o no de un hecho, por ejemplo, una tormenta, un incendio o un choque. Pero también pueden ser eventos negativos, como que no pase algo, como por ejemplo, el no cumplimiento de la entrega de una obra o proyecto, el pago de una factura, etc.

De ocurrencia probable, significa que no es una certeza. Un evento cierto es aquel que tiene una probabilidad de ocurrencia de 100% (es decir, la única posibilidad es que ocurra y que ocurrirá siempre) o de 0% (es decir, la única posibilidad es que no ocurra y que no ocurrirá nunca). Todo lo que está entre estos dos extremos tiene una ocurrencia más o menos probable, expresada como un porcentaje.

En otras palabras, de un 100% de veces que se den ciertas circunstancias solo ocurrirá el evento no deseado un porcentaje de esas veces. Por ejemplo, si lanzamos una moneda la suficiente cantidad de veces el número de veces que caiga cara tenderá a acercarse al 50%, mientras la cantidad de veces que caiga sello hará lo propio.

En el caso de los riesgos, el porcentaje expresa que ocurra el fenómeno no deseado versus que no ocurra.

Otro de los puntos importantes de la frase anterior, es que “causa un perjuicio”; es decir un resultado que daña o significa algún tipo de pérdida a quién sufre del riesgo. Por ejemplo, si choco mi auto es posible que sea reparable con lo que no pierdo el auto. Sin embargo, sí voy a perder el costo que esa reparación me significa, además de quizás un menor valor cuando quiera venderlo, puesto tiene un historial de daño.

Las pérdidas que causan los riesgos pueden ser no solamente de tipo material, sino que también de carácter inmaterial, una depresión, una pena, u otro tipo de afección anímica o psicológica. Por ejemplo, perder la oportunidad de asistir a un evento musical o deportivo de carácter único que no se repetirá en el futuro.

¿Qué clase de riesgos enfrenta la industria marítima?

La industria marítima moderna comprende grandes inversiones en infraestructura, economías de escala y un enorme dinamismo.Asimismo, el valor de las mercancías que se mueven a través de los mares del mundo es enorme.

Lo que permanece sin cambio desde el origen de la industria es, sin duda, el hecho de que hacerse a la mar constituye una aventura, toda vez que, sin perjuicio de todos los avances tecnológicos de que goza la industria hoy en día, el mar permanece siendo el mismo incontrolable y, a veces, impredecible elemento vital de la industria.

La industria marítima principalmente enfrenta dos familias o categorías de riesgo. La primera de ellas se refiere a daños físicos. Ello afecta al patrimonio e infraestructura física de los distintos actores de la cadena de transporte marítimo.

Para empresas navieras, estamos hablando principalmente de la nave misma. Esta puede ser afectada por fenómenos climáticos y propios del mar como son las tormentas y otras condiciones de mal tiempo que pueden ser enfrentados durante la travesía marítima.

Las naves también pueden sufrir daños producto de las cargas que transportan -tales como mercancías peligrosas-, como asimismo durante operaciones de atraque y desatraque e incluso el choque o abordaje con estructuras fijas y flotantes, otras embarcaciones, y artefactos navales, tales como pontones y otras instalaciones submarinas instaladas en las cercanías de las costas.
Para puertos y terminales se refiere a choques de embarcaciones contra frentes de atraque, o cargas que se manipulan o almacenan en sus recintos.

La segunda familia de riesgos se refiere a la responsabilidad civil que enfrentan los distintos operadores de la cadena de transporte marítimo por siniestros cuyos efectos afectan a terceros.
Estos terceros incluyen los propietarios de las cargas que transportan las naves, tripulantes, pasajeros, otras personas que se encuentran a bordo -por ejemplo, estibadores-, derrames de combustible y otras sustancias contaminantes, otras naves o propiedad contra las que chocan, remoción de restos náufragos y otros.

Para puertos y terminales, estamos hablando de personal propio y de terceros que se encuentran dentro de sus recintos, daños a naves que atienden con daños a carga que manipulan o almacenan e incluso situaciones de contaminación marítima.

Finalmente, están los usuarios de la industria; a saber, los propietarios de las mercancías que buscan ser transportadas a remotos destinos. Ellos pueden sufrir pérdida o daño durante el curso de su transporte coma sea por condiciones operacionales, medioambientales u otros.

Prácticamente, todas las situaciones descritas en el párrafo anterior están reguladas por cuerpos legales, contenidos en convenciones internacionales o legislación doméstica de los países.
Si bien los riesgos de la familia de daños físicos solo incumben al propietario del bien, dada la escala a la que se mueve la industria marítima, en términos de inversiones y de intereses comerciales involucrados, los actores y terceros afectados por siniestros marítimos no quedan pasivos frente a la ocurrencia de uno de ellos por los efectos que pueden sufrir como consecuencia de los mismos.

Las acciones que pueden emprender en contra de naves, como asimismo puertos y terminales, pueden ser de carácter extrajudicial, prejudicial y judicial.

Lo anterior supone la atención oportuna y eficaz a los mismos lo cual puede generar ingentes costos de defensa y efectos en la operación normal de la nave, puerto o terminal.

¿Y qué podemos hacer al respecto?

Una característica interesante de los riesgos es que son observables, analizables, comprensibles y previsibles.

Los eventos conocidos como riesgos son observables pues se manifiestan en las pérdidas que causan. Ello permite a los estudiosos de las estadísticas y otras disciplinas relacionadas a encontrar patrones y a cadenas causales que llevan a la ocurrencia de que se materialice un riesgo.

Por ejemplo, sabemos que la madera es un elemento inflamable, por lo mismo podemos observar que es más riesgoso que se queme una casa de madera que una sólida de materiales tales como ladrillo o concreto.

Esta comprensión de los mecanismos que permiten que se materialice con más probabilidad un riesgo permite la formulación de medidas preventivas para que esa cadena se detenga o, mejor aún, ni siquiera se inicie.

Estos son los tópicos de que se ocupa la prevención de riesgos, y el análisis actuarial, y otras disciplinas de este fascinante tema. Asimismo, hay quienes se dedican a hacerse cargo de la materialización de un riesgo, tomando medidas o recomendándolas para que el daño se minimice y la recuperación sea lo más rápida posible.

¿Y qué tienen que ver los seguros en todo esto?

Un contrato de seguros es una herramienta financiera, que permite al asegurado mantener su patrimonio ante la ocurrencia de un siniestro.

Se entiende por siniestro la materialización de un riesgo. Aquellos riesgos que causan un perjuicio que es evaluable en dinero son el tipo de riesgo que los seguros son capaces de asegurar.

Qué es entonces un contrato de seguros. Es un contrato entre un asegurado y un asegurador, en virtud del cual el segundo paga al primero una indemnización que busca reemplazar con dinero el valor del bien que ha perdido a causa de un riesgo. Ello presupone el pago de un precio o prima por parte de la asegurado y haber convenido ciertos plazos y condiciones.

El contrato de seguros no es en sí una capa mágica que hace al asegurado invisible a los riesgos. La diferencia entre una persona que ha tomado un seguro y otra que no, es que si sufren el mismo perjuicio el que tiene seguro podrá mantener prácticamente intacto su patrimonio. Puede que ya no tenga una casa o un auto, pero tendrá el valor en dinero de la misma, con lo cual podrá comprar uno distinto. Por su parte, la persona que no tiene seguro perderá su auto o su casa y probablemente no tendrá el dinero para comprar uno nuevo.