Camilo Cárdenas/Liberty Seguros/ Colombia*

Históricamente, el seguro de Transporte de carga ha sido pionero en la cultura de asegurabilidad de la humanidad. Muchos datan los primeros seguros en épocas antiguas, aunque quizá los primeros registros se remontan a la antigua Roma, en el año 215 A.C. . Donde “los patricios que proveían a las tropas romanas obligaron al senado a asegurarles por una cantidad determinada de cargamentos que enviaban a la península Ibérica, con motivo de la segunda guerra Púnica contra los cartagineses”. Sin embargo, la historia más conocida indica que “los seguros se desarrollaron como industria, en Londres en el año 1688 y fue Edwuard Lloyds quien fundó, junto a un grupo de aseguradores la compañía Lloyds” registrada en 1785 como Lloyd´s Register of Shipping y reconocida por el parlamento inglés en 1871.

La intención de estos seguros era transferir el riesgo de las aventuras marítimas a personas que, a título personal, suscribían las pólizas. En su origen, la incertidumbre era un factor que acompañaba todos estos transportes, en una era donde no había sistemas de comunicación y los sistemas de navegabilidad eran muy incipientes. Para conocer el éxito de un viaje, debían esperar que llegara a su destino, si es que lo hacía. Sin embargo, solo había una cosa clara, el riesgo que se asumía era exclusivamente sobre el transporte de las mercaderías. Para los otros riesgos fueron naciendo seguros como el de propiedad, que visto en términos sencillos inicia donde termina el de transporte. Y esta simple, pero importante diferencia, es lo que tiene al mercado de transportes en una exposición que quizá no está estimando adecuadamente. Los suscriptores de cargo, en la carrera por crecer sus portafolios están mezclando cláusulas y coberturas propias del seguro de daño material en pólizas de Marine sin ser cuantificadas correctamente lo que puede llevar a la industria a un resultado negativo. La pregunta que surge es: ¿El mercado de seguro de carga es consciente del riesgo que corre actualmente?

Con el paso del tiempo y los sistemas modernos de navegación, las aventuras marítimas se fueron convirtiendo en uno de los modos de transporte más seguros, superado únicamente por el avión donde “los accidentes solo son responsables de 0,006 muertes por mil millones de kilómetros de viaje” . En general, los medios de transporte que conocemos en la actualidad junto con el avance de la tecnología han aportado a la disminución de la siniestralidad y por ende han presionado la disminución de primas para las aseguradoras del sector. Esto ha tenido dos consecuencias relevantes en la industria, la primera que más aseguradoras quieran suscribir pólizas de transportes, y la segunda, que, en el afán de las compañías por retener y ganar más primas a sus portafolios dentro de un mercado muy competido, están suscribiendo riesgos que no están tasados adecuadamente, subestimando el impacto que estos pueden llegar a tener en eventuales siniestros catastróficos.

Con la inclusión de nuevos sistemas que son objeto del seguro de transporte de carga, como lo son el avión, el barco, el tren, el camión (entre otros) llegó también un desarrollo de sistemas de seguridad, trazabilidad y seguimiento de los despachos de mercancías, que en un mundo globalizado han sido una pieza fundamental para mantener el crecimiento y conectividad de todas las cadenas logísticas, al menos hasta ahora, que descubrimos la vulnerabilidad del sistema, donde una pandemia que no sucedía hace casi 100 años o un conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, tienen en jaque la logística mundial. Aun así, a pesar de que los riesgos son cada vez mayores (buques de mayor capacidad, productos de alto valor, límites por despacho cada vez más altos, travesías más largas, entre otros), las primas emitidas al menos en el mercado colombiano están, en precios constantes, similares a las que se emitían hace más de 40 años. “Con un valor máximo de $450.456 millones en 2003, desde ese año se ha presentado un decrecimiento, hasta llegar a 2020 a un valor de $313.023 millones, suma muy cercana a la de 1976 ($293.936 millones)”. Toda esta peligrosa combinación de mayores exposiciones y menores primas es el resultado de algo muy simple, pero muy importante, la siniestralidad del sector sigue siendo atractiva para las aseguradoras que continúan aportando capacidad al mercado.

Con lo anterior, lo que ha ocurrido es algo previsible, si el mercado del seguro de carga sigue siendo rentable y las compañías de seguros continúan presionando su crecimiento en primas, la consecuencia es que van a empezar a asumir riesgos que no son propios del transporte, entrando en una zona gris de cobertura, que al momento de presentarse un siniestro catastrófico puede tener consecuencias muy graves para las compañías. Hoy el mercado se enfrenta a una subestimación de los riesgos, que como en los últimos años no han impactado la siniestralidad del ramo, desconocen de alguna manera el impacto que puedan tener. La problemática se centra en que las aseguradoras de carga están asumiendo riesgos propios de una póliza de propiedad, por ejemplo, o riesgos que están inclusive fuera de los contratos de reaseguro con exposiciones elevadas y no cuantificadas.

El enfoque de este documento se concentrará en dos tipos de riesgo: el primero, en cláusulas de permanencia inherentes al transporte que el mercado ha ido volcando a cláusulas con permanencia en sitios de origen y destino final, ampliando los periodos de la misma de 60 días (usuales en condiciones normales de mercado) a más de 120 días, con la misma tasa del riesgo de transporte. El problema radica en que los suscriptores de transporte no están identificando los puntos donde tienen estas exposiciones, desconociendo así los peligros que van más allá de una cobertura de transporte y son los peligros de los seguros de propiedad. En estas permanencias “extendidas” como se suelen nombrar, ¿Será que no hay riesgos de terremoto, inundación, granizadas (muy críticas para el transporte de vehículos, por ejemplo), deslizamientos de tierra o inclusive terrorismo o huelgas? Quizá los suscriptores de marine no tienen la respuesta. Otros ejemplos que se están empezando a ver son permanencias extendidas en múltiples ubicaciones con límites cada vez más altos, y sin siquiera un cobro de prima adicional. Todos estos posibles riesgos vistos desde la óptica de propiedad deberían tener una modelación catastrófica, un estudio más especializado que hoy en día en transportes no se está realizando. Adicionalmente, deberían tener una tarifación diferencial, con unas primas suficientes para el nivel de riesgo, cosa que tampoco está ocurriendo, al menos en el mercado local colombiano.

 
¿Si aún con toda la tecnología vigente es casi imposible cuantificar la exposición de una compañía de seguros en un punto intermedio de tránsito como lo puede ser un puerto, aeropuerto o una zona franca, cómo será ampliar estas exposiciones a más puntos sin el debido análisis? ¿Hasta dónde podrá el mercado seguir asumiendo riesgos propios de otros ramos, sin tener un impacto en el resultado? Esta respuesta la dará el mismo mercado que en un mundo de libre competencia, el resultado será el que lo lleve a un punto de regulación. En todo caso, son preguntas que se deben plantear, y quizá las compañías más resilientes son las que se puedan anticipar y prepararse ante la problemática que se avecina.

Por otro lado, en una carrera por retener los clientes las condiciones particulares de las pólizas se han vuelto un “commodity” donde todas las compañías otorgan prácticamente las mismas coberturas, y en un mercado en donde hasta el precio se está convirtiendo en algo igual de irrelevante, lo único que queda es ampliar de manera “ilimitada” ciertas coberturas para marcar diferencia con los competidores. Es así, donde se han empezado a ver en algunas pólizas, y más crítico aún en despachos de graneles, definiciones de despacho donde el límite de responsabilidad de las compañías se da por B/L o documento de transporte, independientemente de cuantos conocimientos puedan viajar en un vehículo transportador. Esto está elevando a niveles incalculables las exposiciones de las compañías en vehículos de gran capacidad de carga como un buque, pues las aseguradoras están dejando abierta una puerta, que solo uno o varios eventos de gran impacto para el sector, podrá quizá volverla a cerrar. Esto puede ser consecuencia de dos factores: el primero, que definitivamente las grandes capacidades del mercado lo están orientando a seguir asumiendo más y más riesgos, por primas cada vez menores o que el buen resultado del ramo esté llevando a los suscriptores a zonas desconocidas, donde por desconocimiento empiecen a asumir riesgos que el ramo no esté preparado para soportar en el mediano plazo.

Hoy el mundo está enfrentando retos cíclicos en la historia, como los son una pandemia (la más reciente, la del Covid-19) y los conflictos bélicos (el más reciente, Rusia – Ucrania) y retos que cada vez serán peores como el calentamiento global y el impacto de las disrupciones en la cadena logística (Caso Buque Ever Given atascado en el canal del Suez, el cual “quedó atascado durante seis días en marzo, paralizó el transporte marítimo mundial y congeló casi 10.000 millones de dólares de comercio al día” ).

Ante este panorama de incertidumbre, las aseguradoras de cargo estarían subestimando los riesgos que están asumiendo, poniendo en peligro un componente clave en toda la red de abastecimiento global, y es el seguro de transporte de mercancías. En la medida que las compañías enfrenten siniestros no cuantificados en sus modelos de riesgo, las pérdidas que vendrían para el sector podrían ser lo suficientemente grandes para dejar a algunas, con la imposibilidad de indemnizar a sus clientes afectando su patrimonio y la dinámica mundial de comercio internacional.

 
Una solución a esta problemática puede iniciar por el concepto de “regreso a lo básico”. Este puede ser el momento para los suscriptores de marine de volver al principio del seguro de carga; de retomar el propósito de las cláusulas, coberturas para así comprender el alcance y el impacto de las decisiones que toman al momento de extender o ampliar una condición. Para esto, juega un papel fundamental la capacitación y la mejora continua. El mercado debe continuar con los esfuerzos de entrenar y formar a los suscriptores y demás personas involucradas (indemnizaciones, ajustadores, áreas técnicas) para comprender en realidad las consecuencias de los cambios que se plantean. Esto no quiere decir que el mercado no pueda innovar, quiere decir que el mercado debe tener la madurez suficiente para crear nuevas soluciones para los clientes, pero ajustándose a conceptos técnicos claves y tasándolos adecuadamente. El riesgo de no cuantificar correctamente los peligros es desconocer la exposición que se pueda llegar a tener, por eso la información oportuna y veraz es la clave para continuar sorteando los retos de un mercado cada vez más expuesto.

En conclusión, el seguro de transporte de mercancías ha sido un seguro que ha estado presente en el desarrollo del comercio que hoy se conoce, y el cual, a pesar de los peligros y riesgos crecientes en un mundo moderno, ha mantenido un buen resultado en la siniestralidad gracias en parte al avance de la tecnología y al desarrollo de más y mejores sistemas de transporte, infraestructura y demás. Sin embargo, hoy el mercado asegurador enfrenta retos y riesgos que están siendo subestimados y que podrían llevar al sector a cuantiosas pérdidas si las mismas compañías no empiezan a hacer conciencia de los riesgos que sus clientes les están transfiriendo. No quiere decir que no deban asumir los riesgos, pues este es finalmente el propósito de una aseguradora, pero lo que sí se deben preguntar, es si los riesgos se están transfiriendo con la suficiencia en primas para soportar eventos de severidad que podrían venir.
Es tiempo al menos de preguntarse cómo se van a enfrentar catástrofes naturales cada vez más frecuentes en un mundo tan interconectado, pues el impacto se va a ver en todo el mercado del seguro de transportes. Es posible que no todas las compañías estén en capacidad de asumir las pérdidas por lo que el llamado al sector es a mantener vigente el principio del seguro de transporte y a anticiparse a una problemática que para algunos es desconocida. Los suscriptores se han concentrado tanto en el transporte, que han dejado a un lado riesgos conexos como el de propiedad, desconociendo las exposiciones que se tienen, por eso es importante continuar trabajando en la formación y capacitación de las personas, que son el eje fundamental en el desarrollo de las estrategias de las compañías.

*Camilo Cárdenas, de Liberty Seguros (Colombia) fue el ganador del Concurso M35 de Alsum. 

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