El COVID-19 ha generado una serie de impactos en los armadores: en primer lugar, Susana cita el ejemplo de las inspecciones remotas, que tuvieron que ser introducidas por cuenta de la imposibilidad de acceder a los buques físicamente por las cuarentenas; también hizo referencia a los impactos a las tripulaciones, como problemas para regresar a sus hogares, alargamiento de turnos y medidas especiales en caso de COVID-19 en la embarcación; al mismo tiempo, y como medida mínima para cumplimiento de contratos y condiciones de asegurabilidad, los armadores deben contar con tripulaciones y operaciones reglamentarias, es decir mantener los estándares de seguridad mínimos en los buques y garantizar su navegabilidad.
Luego de esta breve contextualización, Susana recordó a los asistentes las diferencias conceptuales entre un lay-up en caliente y en frío (hot/cold) siendo lo principal que en el lay up en caliente, la maquinaria no está desactivada y hay tripulación abordo, mientras que el lay up en frío tiene maquinaria completamente desactivada y con un ajuste bastante estricto a quién permanece en el buque. Por lo anterior, de la condición de lay-up en frío no se puede salir repentinamente.
El proceso de entrada y salida del Lay-up tiene, entonces, unos pasos muy estrictos provistos por los clubes para reducir o eliminar los riesgos asociados a esta inmovilización: arreglos de amarre, mantenimiento, una lista de chequeo sobre programas de seguridad contra el clima o contra colisiones con otros buques mientras se está fondeado, así como una inspección de reactivación para cerciorarse de que todo está en correcto estado antes de zarpar nuevamente. La conferencista también describió el proceso paso a paso para la reactivación del buque, empezando con la llegada de la tripulación necesaria y la puesta en marcha de cada uno de los equipos abordo.
Se hace la aclaración de que usualmente la póliza tiene unos términos sobre devoluciones de póliza debido a venta o desguace de la embarcación, sin embargo, debido al COVID-19, los clubes han mantenido una postura flexible frente al tema siempre y cuando la embarcación haya estado más de 30 días inmovilizada. Por supuesto, habría que cumplir unos requerimientos para aplicar los términos de la póliza: que se haya fondeado en un puerto o muelle seguros, con seguridad 24 horas y planes de emergencia activados; el buque no podrá tener pasajeros ni carga a bordo y contar exclusivamente con la tripulación estrictamente necesaria.[:]