[:es]www.mundomaritimo.cl – Esta pandemia a generado un impacto en la industria desde muchas esferas. Los puertos en todo el mundo se han visto en la necesidad de negar la recalada de ciertos buques, han pospuesto los recambios de las tripulaciones, muchos buques han sido puestos fuera de servicio y parte de las tripulaciones han sido despedidas.

Panoramas como estos han generado que armadores y operadores consideren la posibilidad de poner los buques en inmobilización, lo que según Gard no corresponde necesariamente a un estatus fuera de riesgo.

El armador no solo entra a considerar la inmobilización del buque, debe definir también la duración: si espera volver a usarlo en los próximos 12 meses una inmobilización «en caliente» será la indicada, si se prevé que durará más de un año lo indicado será una inmobilización «en frío» lo que reducirá los costos de funcionamiento diarios a la tasa de inmovilización y vigilancia reales.

La inmovilización tiene dos fases: la inmovilización propiamente dicha y la reactivación, que incluye el período comercial inmediatamente después del término del periodo fuera de servicio. Cada fase tiene un perfil de riesgo diferente.

Y pueden surgir escenarios como el riesgo de ser golpeado por otro buque; el riesgo de romper las amarras; presentar fuego a bordo que al estar amarrado junto a otros buques puede extenderse a éstos también; baja seguridad, el personal limitado a bordo de un buque amarrado y anclado hará más difícil hacer frente a emergencia.

Y al reactivarlo o romper el amarre pueden presentarse fallas como la corrosión dentro de los sistemas de tuberías y válvulas; problemas de arranque con reguladores y equipos de control; fallas debido a que los componentes no se han limpiado o abierto después de meses sin funcionar; fallas en el arranque de equipos electrónicos después de meses sin energía y sin actualizaciones de software.

En primera instancia notificarán a las aseguradoras con el objetivo de alcanzar una devolución de una parte de la prima, ya que un buque debidamente inmovilizado puede representar un riesgo reducido para los aseguradores. Los aseguradores normalmente pedirán información adicional y pruebas de la inmovilización segura, ya que el cuadro completo del riesgo sólo puede determinarse si hay una transparencia total entre las partes.

El impacto de la inmovilización en la cobertura de P&I es relativamente fácil de identificar ya que la carga, los pasajeros y partes de los riesgos de la tripulación se eliminan o alteran. Los riesgos de P&I que obviamente quedan son la posible contaminación por fugas (combustible, lubricantes, basura, etc.) y en el peor de los casos la remoción de los restos del naufragio si el buque rompe las amarras y termina en una playa.

Noticia de: www.mundomaritimo.cl[:pb]www.mundomaritimo.cl – Essa pandemia gerou impactos de várias esferas na indústria. Portos do mundo inteiro consideraram necessário negar a entrada de certos navios, adiaram as trocas de tripulações, muitos navios foram retirados de serviço e parte das tripulações foi demitida.

Cenários como esses levaram os armadores e operadores a considerarem a possibilidade de colocar os navios em imobilização, o que, segundo Gard, não corresponde necessariamente a um status livre de riscos.

O armador não só começa a considerar a imobilização do navio, mas também deve definir a duração: se ele espera usá-lo novamente nos próximos 12 meses, será indicada uma imobilização «quente», se for esperado que dure mais de um ano, o indicado será imobilização a frio, o que reduzirá os custos diários de operação à taxa real de imobilização e vigilância.

A imobilização possui duas fases: a imobilização em si e a reativação, que inclui o período comercial imediatamente após o término do período fora de serviço. Cada fase tem um perfil de risco diferente.

E podem surgir cenários como o risco de ser atingido por outro navio; o risco de quebrar as amarras; apresentar fogo a bordo que, quando atracado ao lado de outros navios, também pode se espalhar por eles. Pouca segurança, pessoal limitado a bordo de um navio ancorado e ancorado dificultará o tratamento de uma emergência.

E ao reativá-lo ou romper a amarração, pode haver falhas como corrosão nos sistemas de tubos e válvulas; problemas iniciais com reguladores e equipamentos de controle; falha devido a componentes não serem limpos ou abertos após meses de não operação; falha ao iniciar o equipamento eletrônico após meses sem energia e sem atualizações de software.

Em um primeiro momento, eles notificarão as seguradoras para obter o reembolso de uma parte do prêmio, uma vez que um navio adequadamente imobilizado pode representar um risco reduzido para as seguradoras. As seguradoras normalmente solicitam informações adicionais e provas de imobilização segura, pois o quadro de risco completo só pode ser determinado se houver total transparência entre as partes.

O impacto da imobilização na cobertura de P&I é relativamente fácil de identificar, pois os riscos de carga, passageiros e partes da tripulação são eliminados ou alterados. Os riscos de P&I que obviamente permanecem são a possível contaminação por vazamentos (combustível, óleos, lixo etc.) e, na pior das hipóteses, a remoção dos destroços, se o navio quebrar as amarras e acabar na praia.[:]