[:es]

https://www.eleconomista.net/ – Alcanzado el acuerdo con el Reino Unido y concluidas las negociaciones sobre el tratado de inversiones con China, la UE cumplió en 2020 sus dos principales objetivos en materia comercial e inicia el año dispuesta a reforzar los lazos con Estados Unidos, sin olvidar al Mercosur, Chile o la búsqueda de expansión hacia Australia.

Desde el 1 de enero entró provisionalmente en vigor, el acuerdo entre Bruselas y Londres ha conseguido su principal cometido: evitar el desastre económico a ambos lados del Canal de la Mancha y permitir a los dos bloques mantener los lazos comerciales construidos a lo largo de casi cinco décadas, aunque los impactos del Brexit serán palpables.

Para contrarrestarlos, la UE ha firmado con el Reino Unido su acuerdo comercial más ambicioso, garantizando el intercambio de bienes sin cuotas ni aranceles, igual que ha ocurrido hasta ahora, y que en 2019 alcanzó un volumen de casi 320.000 millones de euros en exportaciones y de más de 194.000 millones en importaciones, según Eurostat.

Pero en 2021 el Reino Unido ha abandonado el mercado interior y la unión aduanera, lo que inevitablemente se traducirá en una mayor burocracia para las empresas, obligadas ahora a rellenar declaraciones fiscales y aduaneras, incrementando el tiempo y el coste de los intercambios.

«Por fin podemos dejar el Brexit atrás y la UE puede seguir avanzando», dijo la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von der Leyen, cuando anunció el acuerdo.

No obstante, lo cierto es que Bruselas vigilará a partir de ahora que el Reino Unido cumpla los compromisos adquiridos, especialmente en cuanto a la justa competencia, y de no hacerlo, podrá imponer aranceles a algunos productos como medida compensatoria. Igual que podrá hacer el Gobierno británico.

La pesca será otro de los puntos políticamente sensibles. La CE ha aceptado un recorte del 25 % en las capturas europeas en aguas británicas durante un periodo de transición de cinco años y medio, a partir del cual las cuotas pesqueras deberán negociarse anualmente y existe la posibilidad de aplicar represalias si no se cumple lo acordado.

CHINA

Si el acuerdo sobre el Brexit es consecuencia de un hecho que la UE no ha buscado, Bruselas sí ha querido avanzar y profundizar en sus lazos con China -la segunda economía mundial-, forzada en parte por el desplante del presidente estadounidense Donald Trump.

El tratado de inversiones con Pekín, cerrado a nivel político, garantiza a las empresas europeas un mayor acceso al mercado chino y competir en mejores condiciones con las compañías de ese país.

Destaca principalmente que China haya eliminado la restricción que imponía hasta ahora a las compañías europeas de formar una empresa conjunta, lo que beneficiará a sectores como el del automóvil, los servicios financieros o el de la construcción, por ejemplo, de hospitales en ciudades como Pekín, Shanghai, Shenzhen o Tianjin.

En los próximos meses tendrá que traducirse a las veinticuatro lenguas oficiales de la UE y revisarse legalmente, antes de su firma y posterior entrada en vigor.

El vicepresidente de la CE Valdis Dombrovskis aseguró que «es un paso en la buena dirección» hacia China, un país que Bruselas define como un competidor económico y un rival sistémico y con el que queda pendiente pactar un acuerdo de protección de inversiones.

Pero al mismo tiempo, el acuerdo ha causado ya el primer roce con el equipo de transición del presidente electo estadounidense, Joe Biden, que ha criticado a la UE la falta de «consultas tempranas» sobre «preocupaciones comunes acerca de las prácticas económicas de China», principal rival económico de Washington.

EUA

Con la llegada de Biden al poder el próximo 20 de enero, la UE espera recuperar la relación con Estados Unidos, su principal aliado desde la Segunda Guerra Mundial.

Cooperar respecto a China será uno de los objetivos, según se desprende de las conclusiones adoptadas por los Jefes de Estado y de Gobierno en su última cumbre en Bruselas.

Por ejemplo, en temas como el exceso de capacidad en sectores como el acero, un terreno en el que Trump ha impuesto aranceles a las importaciones europeas y en el que Bruselas acusa al actual presidente estadounidense de responsabilizarle injustamente de un problema que, a ojos de la UE, causa Pekín.

En materia comercial, la UE también quiere cooperar con Biden en la reforma de la OMC y rebajar la tensión por la disputa por los subisidios a Airbus y Boeing.

AMÉRICA LATINA

El gran acuerdo comercial alcanzado en América Latina es el que la UE cerró con el Mercosur en 2019, tras veinte años de negociaciones, pero cuya ratificación se ha atascado ante las reticencias del Parlamento Europeo y países como Francia, Países Bajos, Austria o Bélgica.

Exigen mayores garantías en el acuerdo para proteger al medioambiente, temerosos de la deforestación del Amazonas que está llevando a cabo el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

El alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, resaltó recientemente en una entrevista con Efe la importancia de este acuerdo para la UE, para hacer frente a la presencia cada vez mayor de China en América Latina.

Mejores perspectivas hay para el acuerdo de asociación UE-Chile, país que espera cerrar las negociaciones durante el primer semestre de 2021. Este mes de enero celebrarán la novena ronda de negociaciones.

Respecto a México, la UE modernizó su acuerdo comercial en 2018, pero Bruselas aún debe traducir los textos para poder iniciar el proceso de ratificación.

AUSTRALIA

La UE, que en los últimos años ya ha firmado acuerdos comerciales con Japón, Singapur o Vietnam -además de con Canadá-, busca también estrechar lazos con Australia, con quien se empezó a negociar en 2018, pero aún no se ha alcanzado un acuerdo.

Consulte la noticia original en: https://www.eleconomista.net/

[:pb]

https://www.eleconomista.net/ – Uma vez realizado o acordo com o Reino Unido e concluídas as negociações do tratado de investimentos com a China, a UE cumpriu seus dois principais objetivos comerciais em 2020 e iniciou o ano pronta para fortalecer os laços com os Estados Unidos, sem esquecer o Mercosul, o Chile ou a busca de expansão para a Austrália.

Desde o dia 1º de janeiro, entrou provisoriamente em vigor, o acordo entre Bruxelas e Londres para cumprir sua missão principal: evitar desastres econômicos para os dois lados do Canal da Mancha e permitir que os dois blocos mantenham os laços comerciais construídos ao longo de quase cinco décadas, embora os impactos do Brexit sejam palpáveis.

Para os contrariar, a UE assinou o seu mais ambicioso acordo comercial com o Reino Unido, garantindo a troca de bens sem quotas ou tarifas, como tem acontecido até agora, e que em 2019 atingiu um volume de quase 320.000 milhões de euros em exportações e de mais de 194 bilhões em importações, de acordo com o Eurostat.

Mas em 2021 o Reino Unido deixou o mercado interno e a união aduaneira, o que inevitavelmente se traduzirá em mais burocracia para as empresas, agora obrigadas a preencher declarações fiscais e aduaneiras, aumentando o tempo e o custo das trocas.

“Podemos finalmente deixar o Brexit para trás e a UE pode seguir em frente”, disse a presidente da Comissão Europeia (CE), Ursula Von der Leyen, quando anunciou o acordo.

No entanto, a verdade é que Bruxelas irá agora controlar se o Reino Unido cumpre os seus compromissos, especialmente em termos de concorrência leal e, caso não o faça, poderá impor tarifas sobre alguns produtos como medida compensatória, assim como o governo britânico.

A pesca será outro dos pontos politicamente sensíveis. A CE aceitou um corte de 25% nas capturas europeias nas águas britânicas durante um período de transição de cinco anos e meio, após o qual as quotas de pesca terão de ser negociadas anualmente e existe a possibilidade de retaliação se o acordo não for cumprido.

CHINA

Se o acordo Brexit é consequência de um fato que a UE não buscou, Bruxelas quis avançar e aprofundar seus laços com a China – a segunda maior economia do mundo – em parte forçada pelos problemas com presidente norte-americano Donald Trump.

O tratado de investimentos com Pequim, fechado no plano político, garante às empresas europeias maior acesso ao mercado chinês e competir em melhores condições com as empresas daquele país.

Destaca-se principalmente que a China eliminou a restrição que impunha até agora às empresas europeias para formarem uma joint venture, que beneficiará setores como automotivo, serviços financeiros ou construção civil, por exemplo, hospitais em cidades como Pequim, Xangai, Shenzhen ou Tianjin.

Nos próximos meses, terá de ser traduzido para as 24 línguas oficiais da UE e legalmente revisto, antes da sua assinatura e subsequente entrada em vigor.

O vice-presidente da CE, Valdis Dombrovskis, garantiu que “é um passo na direção certa” em relação à China, país que Bruxelas define como competidor econômico e rival sistêmico e com o qual está pendente um acordo de proteção ao investimento.

Mas, ao mesmo tempo, o acordo já causou o primeiro atrito com a equipe de transição do presidente eleito dos Estados Unidos Joe Biden, que criticou a UE pela falta de “consultas antecipadas” sobre “preocupações comuns sobre as práticas econômicas da China”, principal rival econômico de Washington.

EUA

Com a chegada de Biden ao poder no dia 20 de janeiro, a UE espera retomar o relacionamento com os Estados Unidos, seu principal aliado desde a Segunda Guerra Mundial.

A cooperação em relação à China será um dos objetivos, de acordo com as conclusões adotadas pelos Chefes de Estado e de Governo na última conferência de Bruxelas.

Por exemplo, em questões como excesso de capacidade em setores como o siderúrgico, área em que Trump impôs tarifas sobre as importações europeias e em que Bruxelas acusa o atual presidente dos Estados Unidos de considerá-lo injustamente responsável por um problema que, aos olhos de a UE, causa Pequim.

No comércio, a UE também quer cooperar com Biden na reforma da OMC e na redução da tensão em torno da disputa sobre subsídios à Airbus e à Boeing.

AMÉRICA LATINA

O grande acordo comercial alcançado na América Latina é o que a UE fechou com o Mercosul em 2019, após vinte anos de negociações, mas cuja ratificação está paralisada devido à relutância do Parlamento Europeu e de países como França, Holanda, Áustria ou Bélgica.

Eles exigem maiores garantias no acordo de proteção ao meio ambiente, temerosos do desmatamento da Amazônia que está sendo feito pelo presidente do Brasil, Jair Bolsonaro.

O alto representante da Política Externa da UE, Josep Borrell, destacou recentemente em entrevista à Efe a importância desse acordo para a UE, para fazer frente à crescente presença da China na América Latina.

As perspetivas são melhores para o acordo de associação UE-Chile, país que prevê encerrar as negociações no primeiro semestre de 2021. Em janeiro, eles celebrarão a nona rodada de negociações.

Em relação ao México, a UE modernizou seu acordo comercial em 2018, mas Bruxelas ainda não traduziu os textos para iniciar o processo de ratificação.

AUSTRÁLIA

A UE, que nos últimos anos já assinou acordos comerciais com o Japão, Cingapura ou Vietnã -além do Canadá-, também busca estreitar os laços com a Austrália, com quem as negociações começaram em 2018, mas ainda não foi fechado .

Veja a notícia original em: https://www.eleconomista.net/

[:]