La temporada de ciclones tropicales de 2024 será recordada como una de las más severas de los últimos años, reflejando tanto la intensificación de las tormentas como el creciente impacto del cambio climático. Aunque la cantidad de ciclones no fue particularmente elevada, la rápida intensificación de varios de ellos y las pérdidas económicas sin precedentes marcaron un antes y un después, reflejando una tendencia preocupante en la evolución de estos fenómenos naturales.
De acuerdo con el informe “2024 tropical cyclone season leaves above-average losses in its wake” de Munich Re, los ciclones tropicales de 2024 generaron pérdidas totales de aproximadamente 133.000 millones de dólares, de los cuales 51.000 millones correspondieron a pérdidas aseguradas. Estas cifras superan significativamente los promedios de los últimos diez años, consolidándose como una de las temporadas más costosas de la última década, solo por detrás del año 2017.
En América del Norte, la temporada de huracanes dejó pérdidas de 110.000 millones de dólares, muy por encima de los promedios históricos. El huracán Helene fue el más devastador, con más de 200 vidas perdidas debido a inundaciones récord en Carolina del Norte y Georgia. “Las pérdidas totales de Helene se estiman en 56.000 millones de dólares, con pérdidas aseguradas de aproximadamente 16.000 millones de dólares (incluidas las pérdidas cubiertas por el NFIP, Programa Nacional de Seguros contra Inundaciones)”. (Munich Re, 2024)
El huracán Milton también tocó tierra en Florida, ocasionando pérdidas económicas que ascendieron a 38.000 millones de dólares, de las cuales aproximadamente 25.000 millones fueron pérdidas aseguradas (incluyendo las cubiertas por el NFIP). El fenómeno causó daños significativos debido a marejadas ciclónicas e inundaciones, especialmente en la costa suroeste del estado.
Por otro lado, en Asia, el tifón Yagi golpeó múltiples países, incluidas Filipinas, China y Vietnam, donde causó más de 400 muertes. Las pérdidas totales de Yagi alcanzaron los 14.000 millones de dólares, con 1.000 millones asegurados, reflejando las limitaciones en la cobertura de seguros en la región.
En consecuencia, el papel del cambio climático fue evidente a lo largo de la temporada. Las temperaturas récord de la superficie del mar favorecieron la rápida intensificación de tormentas como Beryl y Milton, que alcanzaron la categoría 5 en pocas horas.
Por su parte, el fenómeno climático ENSO (“El Niño/Oscilación del Sur”) también influyó en la actividad ciclónica. Aunque la transición de El Niño a La Niña fue más lenta de lo esperado, las condiciones oceánicas cálidas impulsaron una temporada activa en el Atlántico. En contraste, la formación de tormentas en el Pacífico Noroeste estuvo ligeramente por debajo del promedio, pero no exenta de impactos severos.
Finalmente, en un contexto de fenómenos cada vez más intensos como el de 2024, se subraya la urgencia de reforzar las medidas de prevención y resiliencia, ya que las condiciones climáticas extremas parecen intensificarse, poniendo en riesgo a comunidades vulnerables y aumentando los costos económicos globales.
Bibliografía
- Munich Re. (2024, 3 de diciembre de 2024). La temporada de ciclones tropicales de 2024 deja a su paso pérdidas superiores a la media.https://www.munichre.com/en/insights/natural-disaster-and-climate-change/summary-of-the-2024-hurricane-season.html?utm_source=linkedin&utm_medium=munich+re&utm_term=9d106531-86c2-4602-8b4b-f92da8df8bcd&utm_campaign=hurricaneseason24